El Parque Urquiza me regaló un puente para atravesarlo despacio entre hojas húmedas, olor a hojas húmedas y esa sensación de no estar donde estaba. Urquiza sigue altivo ahí donde se me presentó el día que lo descubrí allá por el cuarto grado de la primaria, ahora quizás no tan enorme y superpoderoso como lo recordaba desde entonces, la Bajada de los Vascos se interrumpe momentáneamente por un chaparrón sin final aparente, de todas maneras por la tarde doce rayos de sol que lograron filtrarse entre los grises le otorgaron mayor belleza a un lugar muy vistoso de por sí.
La plaza principal es imponente con su catedral al fondo y una batalla de torres y cúpulas una mas espectacular que la otra, unas ruinas que conviven dentro de un edificio muy moderno le ponen esa dosis necesaria de misterio que toda ciudad debe saber construir. La serie se completa con un Cristo logradísimo con un efecto de luz que subyuga, y un par de construcciones que nos relatan a una Paraná muy próspera en el momento del centenario patrio.
Quedaron varias tomas sin poner y quedaron varias tomas sin hacer producto del clima que se empeñaba en jugar a las escondidas, la nueva costanera, la estación de tren , el interior del puerto viejo, el Puerto Sanchez, el teatro, los hoteles con muchas estrellas, la renovada costanera, los alrededores de la casa de gobierno y algún que otro ejemplo edilicio muy logrado, bueno total Paraná no es Novosibirsk, en tres horas uno puede estar recorriéndola nuevamente, eso sí Weather Channel mediante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario