Vuelco unas cuantas imágenes que nunca antes había experimentado, empezando por el Planetario ubicado al final del Parque Urquiza, antes de caer a ese abismo llamado Avenida Pellegrini.
El interior del complejo Parque de España siempre regala la oportunidad de alguna toma nunca antes hecha, aunque en este caso tan solo se traten de reflejos que toman entidad casi real en medio de la oscura soledad de ese patio interno profundo y estrecho.
Mañana de domingo y el silencio que se hace sentir en la peatonal Córdoba invita a buscar en el cielo esas románticas cúpulas que adornan un firmamento que se nos niega durante un día laboral, jornada que nos aliena haciéndonos transitar la vida con la cabeza gacha como señal de sumisión ante el semidiós Rutinus padre del malhumor cotidiano.
La impostura artificial desaparece y los dueños de las esquinas comparten tertulias y secretos que nos son negados a nosotros simples urbanosmortalis.