Escultura ubicada en la Plaza San Martín, aquella que ocupa cuatro manzanas y que marca el comienzo de la zona más comercial de la ciudad, la obra versa sobre la memoria, memoria que no tenemos que dejar de ejercitar nunca, como nunca uno querría que se detuviera esa ronda que desborda de inocente alegría, quizás no sea una pieza de arte, pero si posee una contundencia que inevitablemente obliga a recordar y reflexionar.
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