Una escena de la Victoria colonial, retratada sobre una pared del empedrado estacionamiento del mercado central, todo el sitio merece un pausado recorrido, sus puestos, las leyendas que los diferencian, sus ingresos enmarcados como cuadros, sus laterales con unas aberturas del milenio anterior al anterior, sus murales, sus aromas, todos hechos que recuerdan a los que teníamos por estos lares, desaparecidos ellos en nombre del progreso, la moral y las buenas costumbres.
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