jueves, 18 de octubre de 2012

Óxidos, descubrimientos y reencarnaciones, Corrientes, Argentina

Siempre debo estar agradecido a quienes me van aportando datos sobre sitios locales no difundidos para el turismo lejano, en este caso me sirvieron para descubrir Lavalle y el Paso Bajo Robles, lugares que desconocía totalmente y que preguntando, hablando y contando fueron apareciendo en escena. Las siete primeras tomas corresponden a un pueblo ubicado sobre el Paraná a unos 12km al N de Goya, que oportunamente contenía un encallamiento con la suficiente cantidad de óxido para encantarme a primera vista, su capillita austera y cerrada, una plaza grande y vacía, casas de fin de semana que se codean con viejas construcciones abandonadas, arena en sus calles y un monasterio bastante escondido, pero con refacciones que serán confortables para los allí morantes, pero con poco valor fotográfico para mi gusto. Pasado Lavalle la próxima sorpresa consistió en encontrarme con un viejo puente levadizo ubicado en un lugar conocido como Bajo Robles, tiene un aire al de Santa Lucía por lo que considero ha sido resultante del manejo de una tipología común para este tipo de construcciones. En el intento de llegar nuevamente a la RN12 apareció en cuadro el amigo que ilustra la última foto, poseído, distraído, ensimismado ni se inmutó al paso del auto, no manifestó emoción, sorpresa, ira, alegría o susto al acercarme, al hablarle, al amenazarlo con la confección de una multa por estacionamiento indebido, e inclusive hasta con la posibilidad de remisión al corralón por la misma contravención, nada, tieso el hombre, me fui previo saludo obviamente no correspondido y me dije, y si era una reencarnación del mismísimo Mahatma en pleno estado de nirvana, lo parió..., bueno la Capilla del Diablo era el nuevo punto a encontrar, el último de la mañana del último día de esta sustanciosa aventura correntina que no paraba de asombrarme.

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