Entre el viejo puente dinamitado por los militares en el 1962 y el nuevo puente carretero se ubica esta joyita de fierro y madera sobre la muerta vía que une Paraná con Federal, un tanto no apto para fóbicos al vértigo, pero más seguro para el desplazamiento de vecinos, y bañistas que bajan a la pequeña playita sobre el Las Conchas que el carretero y su diabólico tráfico de camiones del Mercosur.
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